El origen de la frase proviene de un
ejército formado en el año 1476 durante el mandato de los Reyes
Católicos. El ejército de los mangas verdes fue
constituido para prestar auxilio en
cualquier tipo de emergencias. Sus miembros vestían un uniforme con
coleto —vestidura de piel que cubre el cuerpo hasta la cintura— y mangas
de color verde.
Relatan los cronistas de los siglos XVI y
XVII que este ejército se ganó a pulso la fama de impuntualidad.
Generalmente, cuando llegaban al lugar requerido para prestar el auxilio
ya se habían cometido los desperfectos y siniestros. Y a veces tardaban
tanto que los vecinos del pueblo habían resuelto el problema. De ahí
que cuando se personaban en el lugar de los hechos, la gente les
reprochaba diciendo: “¡A buenas horas, mangas verdes!”. (fuente:
http://erasmusv.wordpress.com)
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